LEYENDAS DE COYOACÁN: EL CALLEJÓN DEL AGUACATE
¿Alguna vez te has perdido por los callejones del barrio de Santa Catarina en Coyoacán?
Debo confesar que no creo mucho en leyendas ni apariciones fantasmales, pero la vibra que se siente en ese lugar es algo realmente inexplicable.
Y es que una de las leyendas más afamadas de Coyoacán, es la del callejón del aguacate; una estrecha calle empedrada rodeada de casas coloniales e historias sin voces.
La primera de ellas, se remonta a los años treinta, cuando un misterioso ex militar llegó a vivir a ahí.
Su cabeza estaba llena de experiencias bélicas desagradables y solía pasar algunas tardes con su uniforme dando vueltas al barrio.
En algunos de esos paseos, llegó a encontrarse con un curioso niño, que se impresionaba con todas aquellas medallas que portaba, e inocentemente pedía aquel hombre que jugaran, lo que alteraba totalmente su paciencia, a tal grado que una tarde, decidió acabar con la vida del pequeño.
Los únicos testigos, eran un frondoso árbol de aguacate que aún se conserva en el sitio, y un misterioso monje que, desde una ventana se percató de la escena.
Tiempo después y arrepentido de aquel hecho atroz, quizá en un intento por calmar su alma, el hombre mandó poner en la esquina del callejón, el altar de una virgen, para que cada persona que pasara por ahí rindiera sin saberlo, una oración a aquella pequeña alma.
La tradición oral cuenta, que al aproximarse a aquel árbol, aún pueden escucharse los lamentos del niño, y hay quien incluso asegura, haber sentido su presencia o ver el rostro del infante en la corteza del árbol. También se cuenta, que la virgen llora sangre.
Otra versión apunta a una niña de 7 años que fue atropellada mientras jugaba, cuyo conductor habría huído del lugar abandonando el cuerpo que ahí yacía. Mientras la pequeña agonizaba, una misteriosa figura se le habría aparecido para ofrecerle salvar la vida a cambio de su alma. Lo cual habría aceptado la infante, sin saber que se trataba de un engaño que la llevaría a una dimensión paralela de la cual no podría salir, por lo que aún se le escucha gritando. Habría sido el mismo diablo.
Se cuenta que la sombra de la menor aún deambula en las madrugadas por el enigmático callejón. ¿Te atreverías a pasar por ahí entre dos y tres de la mañana?
Pero las historias no terminan ahí, hay quien cuenta que en el periodo del cardenismo, solían reunirse altos mandos de gobierno en una casa vecina para realizar sesiones espiritistas usando la ouija.
Una de esas noches, un espíritu se presentaría a los asistentes, diciendo que terminarían sus días traicionándose unos a otros. Aquella declaración haría entrar en pánico al dueño de la casa, que pensando en la traición, mataría a todos sus invitados, enterrándolos en el jardín; por lo que la gente dice que aún suele escuchar gritos y cadenas que se arrastran, además de ver los rostros de aquellos hombres en las ventanas.
¿Y tú, has presenciado algo sobre natural en este espacio? Cuéntanos tu experiencia.
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