“SON LAS 10 Y TODO SERENO”. CONOCE LA HISTORIA DE ESTE EXTINTO OFICIO
“Son las 10 y todo sereno”…
Nunca se sabrá con exactitud, cuando frases como estas dejaron de escucharse en nuestro México, y que ahora se conservan, sólo en nuestra memoria colectiva.
Expresiones como “Será el sereno”, o “si el sereno de la esquina me quisiera hacer favor …” en la estrofa de las mañanitas, permanecerán como vestigio de un oficio extinto, ya hace más de un siglo.
El oficio del sereno comenzó en el siglo XVIII, con el fin de prender las farolas de cebo en la vía pública, vigilar las viviendas y anunciar la hora, en España y algunos países latinoamericanos como México.
Solían portar una linterna, una garrota y un silbato para dar alarma en momentos necesarios, expresando su peculiar frase: “las once y todo sereno”; asociando la palabra sereno, con la tranquilidad de la noche.
También intervenían en peleas callejeras, daban aviso en caso de incendios y prestaban auxilio a quien lo requiriera.
La primera vez que fueron documentados, fue en el año 1715.
Se trataba de una figura de autoridad; muchas veces al andar por las calles y escuchar pasos o ruidos extraños, al no identificar bien las sombras, la gente solía expresar: “Será el sereno, pero no se ve su linterna”, aludiendo a un momento de incertidumbre. Una frase que aún podemos escuchar sobre todo en las personas mayores y que se ha conservado hasta nuestros días.
En la Ciudad de México su extinción comenzó en 1881, cuando la luz eléctrica hizo su llegada, al igual que en algunos otros estados.
Mientras que en España se asegura que la figura del sereno se conservó hasta 1977.
Un oficio extinto pero no olvidado por la historia, ni por sus famosas frases que nos recordarán un México que no volverá.