¿Sabías que el telón de cristal de Bellas Artes es único en el mundo?
No cabe duda que nuestro Palacio de Bellas Artes, es una verdadera joya arquitectónica de México.
Uno de los recintos culturales más importantes de la Ciudad de México. Pero, ¿alguna vez había escuchado de su majestuoso telón de cristal?
El próximo 29 de septiembre se cumplirán 90 años de la inauguración del Palacio de Bellas Artes; y uno de los elementos más admirados a lo largo de estas 9 décadas, es su cortina o telón cristal.
Fiel testigo del paso de artistas nacionales y extranjeros, este telón es una obra de arte única en el mundo.
Se trata de un muro rígido que se levanta a manera de compuerta para proteger a los espectadores en caso de incendio en el foro. ¿Interesante verdad?
Y es que cuando el presidente Porfirio Díaz ordenó embellecer la ciudad en el marco de la celebración del centenario de la Independencia, encargó al arquitecto italiano Adamo Boari la construcción del nuevo Teatro Nacional con los más modernos avances de la arquitectura.
En esa misión se ideó una gran sala de espectáculos, que debería poseer una cortina o telón que previera la seguridad del público en caso de un incendio en el escenario, algo que preocupaba mucho en la época.
La cortina ideada por el arquitecto húngaro Géza Maróti, fue encargada en 1909-1910 a la prestigiada casa Tiffany de Nueva York.
Esta fue decorada con las cumbres nevadas del Valle de México, ya que este paisaje se apreciaba desde Palacio Nacional. Está formada por 206 tableros de 0.90 m2 cada uno, y cerca de un millón de piezas de 2 x 2 cm. de cristal opalescente a prueba de fuego y refractarios al calor. ¿Interesante verdad? Juntos forman la famosa técnica de vidrio de la Casa Tiffany: “en el cual se ve el cristal, se ve la luz, pero no se ve lo que hay detrás”.
Mide alrededor de 12.5 metros de alto por 14.5 metros de ancho, con un espesor de 32 centímetros, y su peso aproximado es de 22 toneladas.
Una sola estructura metálica fija que se caracteriza porque no se pliega ni se enrolla, sube en 90 segundos en completo silencio, dejando al descubierto toda la boca-escena del foro.
Para 1911, el telón ya terminado se exhibió con gran éxito en Nueva York y ese mismo año fue trasladado a México en el buque Monterrey. Se terminó de ensamblar en 1912 en lo que aún se conocía como el Teatro Nacional.
Los trabajos del Palacio de Bellas Artes se suspendieron en 1916 cuando Adamo Boari regresó a Italia, y fue hasta años más tarde, entre 1930 y 1934, que concluyó la obra el arquitecto mexicano Federico Mariscal, cambiando su nombre de Teatro Nacional por Palacio de Bellas Artes.
Un secreto más por descubrir en nuestra ciudad.