CAFÉ DE OLLA. UNA DELICIOSA TRADICIÓN SURGIDA EN LA REVOLUCIÓN
¿A dónde te remite el delicioso aroma a café de olla recién hecho?
Quizá a la casa de tu abuelita preparándolo con su tradicional e inolvidable mandil, a una visita a un pueblito con tus personas favoritas, o a una tarde fría mientras tienes una delicios charla.
El café de olla es parte de nuestra memoria colectiva; su aroma y sabor nos hacen sentir reconfortados y en familia; pero, ¿alguna vez te ha preguntado cómo nació?
La teoría más aceptada nos remite a la época de la revolución con las llamadas “Adelitas” entre los años 1910 y 1917.
Pero para hablar de eso, tenemos que regresarnos un poco más.
El café llegó a nuestro país en el siglo XVIII, conquistando paladares hasta su fusión con la leche a finales del mismo siglo.
Salvador Novo narra en su “Historia Gastronómica de la Ciudad de México”, que cuando se abrió el primer café en la calle de Tacuba, los camareros invitaban a tomar café al estilo de Francia, endulzado y con leche.
En los años 1800 la popularidad del café fue aumentando, llegando a las calles de la ciudad de la mano de mujeres que ponían un fogón con sus ollas de barro.
Como muchas de otras preparaciones gastronómicas, se desconoce el momento exacto de su creación; sin embargo conocemos la época en que se originó.
Con la creatividad sobre los fogones y la mezcla de nuevos ingredientes según las necesidades e ingredientes que se tenían al alcance.
Por ejemplo el piloncillo, que como producto del cultivo de la caña de azúcar, comenzó a integrarse en la cocina mexicana para la preparación de bebidas como el café.
Llegando así a la época revolucionaria, cuando comenzó a prepararse esta deliciosa y ya tradicional mezcla de café, piloncillo y canela, cuando las adelitas lo preparaban a los combatientes durante las fogatas nocturnas. ¿Lo imaginabas?
El nombre se debe a la preparación tradicional en barro, aunque ahora han cambiando un poco los métodos preservando el nombre.
También se le han añadido ingredientes como anís, clavo, chocolate e incluso, piel de naranja o limón.
Cabe mencionar que algunos manejan como antecedente, una bebida hecha con miel, maíz y cacao que consumía Moctezuma, lo cual se considera un poco de influencia, más no el origen del café de olla.
¿Estás listo para disfrutarlo con su delicioso sabor a canela y piloncillo?