HISTORIA DEL MOLINILLO: SIGLOS DE PREPARAR NUESTRO CHOCOLATE CALIENTE
“Si así como lo mueves, lo bates… Ay qué rico chocolate”
El chocolate es parte de la historia de nuestro México desde la época prehispánica; símbolo de riqueza, ya que almacenarlo o beberlo en agua, era solo para guerreros o personajes de la alta sociedad.
Bebida reconfortante hasta nuestros días, ¿quién no recuerda a su abuelita sosteniendo el molinillo entre sus manos y frotándolo con gran velocidad para producir la espuma perfecta y consentirnos con esta deliciosa bebida?
Pero, ¿sabes desde cuándo surgió este creativo utensilio?
El molinillo también llamado “Chicoli” en Náhuatl, es uno de los utensilios más tradicionales de nuestra gastronomía, elaborado de forma artesanal con madera tallada para la preparación de bebidas calientes, como atole y chapurrado, pero principalmente para el chocolate. Este, sirve para mezclar los ingredientes de manera homogénea, así como batirlo para oxigenarlo y generar espuma.
Son fabricados principalmente en Oaxaca, Puebla, Michoacán y el Estado de México, constando de varios anillos que se mueven de manera independiente y cuyo mango no suele medir más de 30 centímetros.
Algunos teóricos señalaban que era invento de los españoles del siglo XVIII; ya que Esteban Terreros y Pando en su Diccionario Castellano, describe un artefacto para crear más espuma en el chocolate caliente inventado alrededor del año 1700. Sin embargo; años posteriores, se encontrarían escritos de Alonso de Molina, donde afirmaría que, en 1571, ya se utilizaba un instrumento para diluir chocolate.
Por lo que se asume; el molinillo es una evolución al estilo español de un utensilio prehispánico, el cual, se popularizó en el siglo XVIII, exportándose con el tiempo a tierras españolas, y llegando más tarde hasta Filipinas.
¿Lo sabías? Cuantas prácticas y artefactos como el molinillo o el molcajete que aún están vigentes, fueron creadas por el ingenio de nuestros pueblos prehispánicos.
¡Linda historia la de nuestros platillos y bebidas! Por este y muchísimos más motivos; desde el año 2010, la gastronomía mexicana es considerada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, por la UNESCO.