Guanajuato es una bella Ciudad colonial, declarada por la UNESCO como Ciudad Histórica de Guanajuato y Minas Adyacentes en diciembre de 1988.
Entre sus calles, se encuentran múltiples sitios históricos y turísticos, siendo uno de los más emblemáticos el llamado “Callejón del beso“, al que los enamorados asisten para otorgarse el beso que les dará felicidad durante los siete años siguientes, siempre en el tercer escalón; al menos así lo marca la tradición, con la espera de que esta historia sea cierta.
Es en este espacio donde se desarrolla la leyenda que ha viajado de boca en boca a través de los años, se trata de dos enamorados de nombres Luis y Carmen.
Cuenta la leyenda que Doña Carmen era la hija única de un padre avaro, intransigente y violento, que buscaba como muchos padres de aquella época, un exitoso comerciante para ceder la mano de su hija.
Por ello la cuidaba celosamente en su casa evitando que conociera a los hombres comunes y corrientes del pueblo minero.
Sin poder evitar que Doña Carmen conociera a Don Luis; un humilde minero que la cortejaba en un templo cercano a su hogar, a escondidas de su padre.
Un día el joven fue descubierto ofreciéndole agua bendita a la doncella, provocando la furia del padre, quien la encerró en casa y la amenazó con enviarla al convento o casarla con un viejo y rico noble en España, para acrecentar su fortuna.
Doña Carmen, vivió su encierro al lado de su dama de compañía, Doña Brígida, quienes llorando juntas, resolvieron avisar de las malas noticias a Don Luis.
Mil conjeturas se hizo el joven enamorado, tomando la decisión que le pareció más acertada.
Una ventana de la casa de su amada, daba hacia un angosto callejón tan estrecho, que era posible tocar con la mano la pared de la casa de enfrente. Si lograba entrar a dicha casa, podría hablar con su enamorada y encontrar juntos una solución a su problema.
Logró comprar dicha casa a un precio muy alto y una vez en ella, espero el momento que Doña Carmen apareciera; tal sería su sorpresa, que mientras se juraban amor eterno y sellaban su promesa con un cálido beso, se escucharon al fondo las voces de Doña Brígida y su padre discutiendo al prohibir la entrada a la habitación.
El padre arrojó a la protectora y se dirigió hacia doña Carmen, atravesando el pecho de su hija con una daga.
Don Luis enmudeció de espanto, al ver caer a su amada con sus manos aún entrelazadas, dio un último beso a su mano cada vez más fría, pálida y sin vida, suicidándose al poco tiempo, arrojándose desde el brocal del tiro principal de La Mina de la Valenciana.
Dejando de aquella historia de amor, sólo sus viejos balcones viéndose entre sí, en su afamado Callejón del Beso, que mide, sólo 68 cm de ancho.
Creas o no en esta historia, es un buen pretexto para llevar a tu pareja y pasar unos días increíbles en un hermoso escenario, en cuanto pasen los días difíciles de esta pandemia.
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