Escenario de filmes cinematográficos, se erige orgulloso y custodiado por sus cuatro torres, el Castillo de Gillow. Una edificación histórica rodeada de senderos boscosos, que alojan amplios jardines de estilo inglés, una capilla, una fuente y cocina decorados con talavera poblana, así como las paredes derrumbadas de lo que fuera la ex hacienda de Chautla.
Su historia empieza a contarse en 1777, cuando a Manuel Rodríguez Pinillos y López Montere, le es concedido lo que abarcaba terrenos de Puebla y Tlaxcala por el Rey Carlos III, junto con el título nobiliario de “Primer marqués de la Selva Nevada”.
Años después, la hacienda agrícola es heredada por la Marquesa Soledad Gutiérrez de Rivero Martínez y Pinillos, quien tuvo como segundo esposo al inglés Tomás Gillow; quien luego de la muerte de su esposa, contrajo nupcias con su hijastra y heredera de la fortuna; así es, la hija de la marquesa, de nombre Mara y Zavalza y Gutiérrez. De este matrimonio nació Eulogio Gregorio Gillow, el futuro heredero de la hacienda, quien años más tarde se convertiría en arzobispo de Oaxaca.
Cuando él heredó, se encargó de introducir energía eléctrica y de hacer de la hacienda un pequeño Versalles en el año 1898, con la construcción de jardines, un lago artificial y el famoso castillo de estilo inglés, hoy conocido como “Castillo de Gillow”.
En el año de 1903 fue instalada en Chautla, la primera de cuatro plantas hidroeléctricas en México y se consolidaba como una importante finca pulquera; hasta que en 1914, durante el movimiento de revolución mexicana, la hacienda de 6 000 hectáreas fue expropiada, siendo en 1922 devuelto por el presidente Álvaro Obregón, sólo la cantidad de 150 hectáreas. Ese mismo año Gillow murió en Putla, Oaxaca.
La hacienda paso a manos de un sobrino, quien la vendió a la Secretaría de Defensa, y luego de varios propietarios, fue adquirida por el Instituto para la Asistencia Pública de Puebla en 1984.
Actualmente ha sido restaurada por una importante cadena hotelera; también se rentan espacios para acampar en grupo, tomar un paseo en lancha, o tener una visita guiada.
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